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jueves, 18 de agosto de 2011

Dos libros de poesía recientemente aparecidos.

El estado actual de cosas en la poesía ha obligado a los autores a proponer, editar, financiar y distribuir sus propios libros. Las razones de esto son diversas y no es éste el lugar para intentar revelarlas. Es una realidad que nos ha tocado, así como otras generaciones han lidiado con otras situaciones, persecución política por ejemplo, nosotros enfrentamos acaso algo aún más nefasto que la persecución; la indiferencia general y la pérdida sostenida de lectores y crítica.
Estas dificultades lejos de alejar a los poetas del oficio han resultado un abono para que nuevos textos germinen y germinen sin mucho orden ni cuidado en este palmo de tierra. Dos de ellos, dos especies nuevas e improbables, me convocan aquí para deshilar someramente sus nervaduras.
Ernesto González nos presenta Arte Tábano, su tercera publicación, este texto corresponde a su propia trampa de lenguaje al modo de aquellos insectos que cavan en la arena esperando a su presa. El sujeto de Arte Tábano es al mismo tiempo el insecto y su víctima. El lenguaje se torna una amenaza real, la poesía se materializa y acontece, se filtra en la realidad y desencadena el relato. Hay aquí un tallado de la crispación, una artesanía del fastidio.
Arte Tábano es el atolladero de un sujeto asediado por el lenguaje y como todo encarcelado es un experto en la descripción de su celda. No hay libro de poesía en Chile que hable de esta forma del lenguaje poético. Desmenuzado de tal forma, secado al sol, colgado y salado al aire hasta la perdida de todo brillo inútil. Queda el vestigio de la vida, sin embargo, al fondo de cada salivazo. Busque lector esa respiración debajo de los escombros, de eso trata este libro.
Juan Pablo Pereira nos entrega Blábuc, su primera publicación, raro ejemplar, que propone una ruta estética camuflada de pistas falsas, caza-bobos que recopilan algo de la vida familiar y amorosa presentadas a modo de relato pero que no son, con mucho, el centro de su poética. Caemos en la trampa, pero luego de intentarlo este sentido de utilería cede a la cuerda oscura que teclea el autor, como un ruidillo de fondo que apenas se percibe mientras suceden escenitas cliché y nos preguntamos de qué diablos trata este libro.
Blácbuc es el origen de ese ruidillo, es el código secreto de una ruta de vuelo, su caja negra. Los poemas de Blácbuc, niegan, siegan, clausuran deliberadamente sus rutas de sentido, (aunque las usan) dejando a la vista su voluntad tras una estética nebulosa y difícil: la respiración del Ello.
Mientras todo ocurre, incluso la poesía, el ruido del sinsentido persiste, el modo en que la bestia se revuelve debajo, como dice Yeats. El ambicioso proyecto que inaugura Juan Pablo Pereira es el intento de decodificar el reverso del diálogo, los riscos y acantilados de un lugar previo al lenguaje.
Estos libros se hacen cargo del actual estado de las cosas. Responden a la indiferencia general con más complejidad y ocultamiento en el caso de Blácbuc y con el relato fastidiado y testarudo de Arte Tábano. A su modo, son libros inaugurales que llevan al extremo las banderas de un paisaje poético ya amplísimo. Amojonan en los bordes posibles del lenguaje. Llegar ahí, dinamitando en el camino tus herramientas, no es cosa de cobardes.
Acostumbrados como estamos a las vanguardias formales
nos es difícil distinguir aquella que trabaja directamente con el sentido del lenguaje. En tiempos de relatos fragmentados y excesos de contenido no está demás pensar un poco sobre el material que nos convoca. Estos libros son una buena primera guía de campo.



Marcelo Guajardo Th.

1 comentario:

Francisco Castro dijo...

Estimado tengo ganas de reeditar Granada, estará en sus registros todavía?
Un abrazo
Pancho Castro.