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lunes, 26 de julio de 2010

100 poemas contra el indulto.

Me permito poner paños fríos al último entusiasmo mostrado por una gran cantidad de colegas de mi generación que se han sumado a la iniciativa de 100 Poemas Contra el Indulto
( 100poemascontraelindulto.blogspot.com ).
Y me lo permito, pues la propuesta partió de la Iglesia Católica, por lo que considero que lo mínimo que se puede hacer es intentar develar sus alcances a la luz de su doctrina.
Esta medida es altamente impopular y como se anticipaba el Presidente de la República no hipotecó su tan añorada popularidad por indultar a aquellos que la sociedad aborrece. La Iglesia Católica, sin embargo, se arriesgó en esta empresa y sus motivos no son ningún enigma para quienes conocen algo de la doctrina que la mueve.
La Iglesia está con aquel que sufre, dijo por estos días monseñor Goic, sin importar su color político, ni bandera, ni uniforme. Esto precisamente por su mandato fundamental de amor al prójimo, perdón y misericordia. No aquel perdón que podemos extender cotidianamente sino el más difícil de todos, aquel que Dios mismo nos enseña en la más perfecta de sus formas, en el cúlmine de su propio sufrimiento, colgado de la cruz, abandonado en la perplejidad y el dolor.
Cree además en la trasformación de un alma verdaderamente arrepentida, su redención por medio de la fuerza del Amor de Dios que vence precisamente donde abunda la miseria de hombre. Dios, como nos ilustra Graham Greene, está en la trastienda del pecado, es su sabueso y perseguidor más obstinado.
Pues bien, la Iglesia Católica hace simplemente lo que su ministerio le demanda. Sometiéndose a la crítica y en algunos casos al escarnio. Exponiendo toda la complejidad del Cristianismo, sus altas exigencias espirituales pero también sus grandes dones. Y en este acto entrega un hospicio donde sanar el alma de nuestra sociedad.

En cuanto a la poesía que reúne la iniciativa citada, el error no está en las intensiones por escribirla, motivos, así como seres humanos hay muchos, y los resultados, gracias a Dios también muy diversos. A mi juicio, el error es creer que la poesía sirve para todo y que puede ser originada por todo, incluso por una proclama irreflexiva, hecha a la carrera, constituida al amparo de la tesis que busca infligir retributivamente el daño causado –si esto fuera posible- esperando que esto traiga algo de paz a las víctimas.

Por estos días, fui interpelado respecto de este tema por un buen amigo que aseguraba que todo este juicio mío se suspendería, si estos hechos me tocaran en carne propia. Sinceramente no lo sé. Sería vanidad si asegurara que mi fe se mantendría incólume en semejantes condiciones. Pero puedo decir que llegado el momento sabría hacia donde conducirme, a donde guiar mi alma en medio de la tribulación. Dios nos deja siempre disponible esa ruta.


Marcelo Guajardo Th.

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